viernes, 15 de septiembre de 2017

Hasta pareciera que esta izquierda piensa y respira aires sin CO2.




Acá tenemos un ejemplo de cómo la izquierda revolucionaria se complica sola cuando tiene la posibilidad de plantear un visión estratégica frente a la crisis ecológica que atraviesa el planeta. En Argentina, la cámara de diputados  acaba de dar media sanción al proyecto de Ley de generación distribuida, la cual implicaría ofrecer la posibilidad legal de auto-abastecerse de energía proveniente de fuentes renovables y comenzar de una vez la inevitable transición hacia un cambio de matriz energética. 

La izquierda trotskysta argentina votó en contra de esta ley, pero utilizando argumentos que no son de esta época. Si bien denunciar y anticipar los nuevos negociados que el capitalismo tiene preparado para este nuevo "emprendimiento ecológico" es algo que hay que hacer desde la izquierda, no se puede votar en contra de una ley que implica reducir, aunque mínimamente, la contaminación y que además pone por fin en circulación la transición energética para los próximos años. Claro que van a lucrar como dice Pablo López (Partido Obrero), pero ¿acaso el capitalismo no lucra con la minería a cielo abierto y el fracking? En todo caso, la pelea se tendrá que dar contra el lucro, pero de ninguna manera contra las energías renovables. Y en esta votación, se va contra el lucro, pero también  quedamos a la derecha de todo el arco político al decir que solo queremos energías renovables cuando llegue la revolución socialista internacional. Traducido esto, los diputados de izquierda prefieren quedarse con la producción energética contaminante y solo denunciar la demagogia (no digo que no la haya) del gobierno y los partidos patronales, todo esto  mientras media provincia de Bs. As. está bajo agua y con un planeta al borde de uno de los procesos de extinción más grande de su historia.  O sea, pudimos haber aprovechado esa tribuna parlamentaria para presentar un proyecto de ley superador (pero de esto se está hablando recién en la izquierda), pudimos haber votado como en otras oportunidades de forma crítica, pero no contraria, en vistas de que dicha ley es de alguna forma progresiva (como lo reconoce el propio López); pero no fue así. Votamos en contra. Solo porque hay que estar en contra de la burguesía. Si realmente esta gente mantiene la dialéctica en todas sus intervenciones políticas, debería saber que esta vez la burguesía está votando una ley que con todas sus limitaciones y problemas es un paso adelante en la lucha ecológica, que si bien no va a solucionar de fondo nada, pero que en la actual coyuntura de derrotas políticas del pueblo y sin revoluciones socialistas triunfantes en puerta, propone un cambio mínimo con respecto a nuestras posiciones frente a cómo la seguimos con la energía. Por lo menos cuestiona directamente la extracción de combustibles fósiles. Con esto no estoy creyendo que la contaminación se resolverá así, porque los combustibles fósiles son solo una parte del problema, luego está pendiente cómo solucionamos la contaminación de la ganadería a escalas también superlativas y tenemos también el metano ártico  que nos tiene en vilo. 

Por eso es importante empezar a precisar caracterizaciones nacionales e internacionales en el marco de un análisis planetario (término más complejo que incluye a los anteriores). Si tomamos dicho análisis como válido estamos  obligados a replantearnos nuestras políticas cotidianas, porque decir que solo podemos estar de acuerdo con las energías renovables , por ejemplo, solo cuando tengamos un estado obrero (como si no tuviéramos también allí el problema de su burocratización), es creer que el planeta está igual que hace cien años y que no tenemos apuros. Esta coyuntura planetaria coloca a esta izquierda en lugares reaccionarios; hasta  pareciera que esta izquierda  piensa y respira aires sin CO2. 


1 comentario:

  1. Reaccionario es apoyar una ley del "capitalismo verde" que naturaliza la necesidad de crecimiento infinito en un planeta infinito, y destina fondos públicos para los empresarios privados!

    Lo contrario es la ley impulsada junto con los pueblos originarios y org ambientales en el caso de vaca muerta.


    El FIT tiene otro programa: nacionalizar el petroleo para su utilización en la construcción de un sistema de energías renovables bajo control de obreros y usuarios que lo reemplace y la planificación económica acorde a las necesidades sociales el sostén de la naturaleza. (buscar la declaraciones de Del Caño y Godoy)



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